Retiros

A lo largo del año buscamos distintos momentos de encuentro con Jesús. Los tiempos de retiro nos ayudan a enfrentar los desafíos de la vida cotidiana. La pedagogía de nuestros retiros sigue la lógica de los lugares visitados por Jesús y cada uno de esos lugares forma parte, para nosotros, de una revelación progresiva de Cristo.

BELÉN | EL NACIMIENTO DE JESÚS

“…Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha anunciado”. Lucas 2, 15

La fe de los pastores conmueve. Simples y humildes, buscan a un Dios que elige nacer de una mujer. Y esa misma humildad es la que le permitió a María, mujer sencilla si las hay, gestar en su interior al Rey de Reyes. Una humildad que abre las posibilidades al nacimiento del Salvador en un pobre pesebre. Siguiendo el camino de la maternidad espiritual, el primer paso para la relación entre Dios y nosotros se da a través del nacimiento del niño, a ejemplo de María, en el alma devota. Este primer camino se vive a través de este encuentro llamado Belén, a clara referencia del lugar de nacimiento de Jesús y de nuestra propia vida de fe que comienza.

El encuentro está destinado a niños entre los ocho y los doce años, y busca sembrar en el corazón de los más chicos la semilla del conocimiento de Jesús y de amor por Él.

JERICÓ | LA FE, LA ESPERANZA Y LA CARIDAD

“Zaqueo, baja pronto, porque hoy tengo que alojarme en tu casa”. Lucas 19, 5

Tres episodios en la vida de Jesús tienen como protagonista a la ciudad de Jericó. El primero es la parábola del buen samaritano: “Bajaba un hombre de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de salteadores…” (Lucas 10, 30). El segundo es el encuentro de Jesús con el hombre ciego, hijo de Bertimeo: “Cuando se acercaba a Jericó, un ciego estaba sentado al borde del camino…” (Lucas 18, 35). Y el tercero es el encuentro

con Zaqueo: “Jesús entró en Jericó y atravesaba la ciudad. Allí vivía un hombre muy rico llama- do Zaqueo…” (Lucas 19,1). En cada uno de estos tres encuentros se manifiestan las virtudes teo- logales: la fe en el ciego, que reconoce en Jesús al hijo del hombre, la esperanza en Zaqueo, que convierte su presente en vistas de un futuro junto a Dios y la caridad en el buen samaritano, que ayuda al necesitado hasta las últimas consecuencias.

El encuentro propuesto por Santa María de la Estrella busca despertar en los chicos entre doce y quince años el interés por estas virtudes que la Iglesia propone y cultivar en ellos las ganas de seguir a Jesús apoyándose en ellas.

EMAÚS | UN ENCUENTRO PERSONAL CON JESÚS

“¿No ardía acaso nuestro corazón mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las escrituras?” Lucas 24, 32

Los discípulos de Emaús creyeron que Jesús se había ido, lo creían muerto. Caminaban tristes sin saber que Jesús estaba vivo caminando al lado, acompañándolos. ¿No es acaso lo que pasa en nuestra vida?

El Emaús nace de la necesidad de contar a jóvenes y adultos nuestra alegría de sabernos amados. El principal objetivo es poder compartir aquello que a nosotros personalmente nos cambió y nos cambia la vida. Basamos su organización en la convicción de que nuestro testimonio de laicos es a veces el mejor (e incluso único) evangelio que muchos pueden leer.

Se busca un primer encuentro personal con Jesús que encienda las ganas de darle a la vida un rumbo distinto, desde lo más profundo y desde lo más concreto. Se busca que ese encuentro cara a cara tenga sus frutos en la vida de todos los días, esa en la que es más difícil mantener el norte claro. Y durante esos días, es Dios el que actúa y se hace presente para que lo veamos en las cosas más simples.

La experiencia del Emaús nos impulsa a buscar las formas de misionar nuestro contexto más cercano. Y así, cada uno va al encuentro de amigos y conocidos. Sabemos que no nos valemos más que de la oración y de nuestra vivencia personal, que es el medio que nos permite llegar a los otros corazones que están en permanente búsqueda.

JERUSALÉN | LA RESURRECCIÓN Y EL ANUNCIO

“Los discípulos, que se habían postrado delante de Él, volvieron a Jerusalén con gran alegría y permanecían continuamente en el Templo alabando a Dios”. Hechos 1, 8

El retiro Jerusalén busca el encuentro de la madurez personal, del compromiso realista y libre de falsos sentimentalismos. La aceptación de la propia miseria y la renovación de las ansias de santidad. Los discípulos se encuentran con Jesús resucitado y deben hacer frente a su misión, a su propio compromiso con el anuncio de la buena noticia a los pueblos. Necesitan para ello fortalecer su fe y su amor por el Señor y asentar en solidez ese amor. Asimismo, Santa María de la Estrella busca ofrecer un espacio en el que los que ya se han encontrado con Jesús y lo han visto vivo, puedan profundizar acerca de su propia misión como apóstoles Suyos. Se busca indagar en las propias debilidades y fortalezas, y en las capacidades que cada uno puede aportar a la construcción del Reino a la que se nos invita. Se trata de no alejar la mirada de Él y de evaluar nuestra vocación como cristianos dentro del mundo.

Es también una oportunidad de concretar nuestro deseo de aceptar como madre a la Santísima Virgen María. Así como los apóstoles se sirvieron de Su compañía luego de la partida de Jesús, buscamos nosotros también tomarla como verdadera madre nuestra, verdadero ejemplo y guía permanente en nuestros días.

RETIRO DEL CARISMA

El encuentro con Jesús suscita experiencia y se convierte en anuncio, en palabras. Los discípulos necesitaron contarse unos a otros lo que habían visto y oído, para confirmarse en la fe y enriquecerse con lo que el otro sabía y había vivido de Jesús.

Este retiro busca repetir esa experiencia. Nos hemos encontrado con Jesús, lo hemos reconocido vivo y presente en medio nuestro… por eso ahora buscamos compartir con los demás ese paso de Cristo que ha dado a luz una familia nueva, pequeña y pujante al mismo tiempo, que se reúne para meditar sobre su historia y su carisma.

Un carisma es un don del Espíritu para los demás, un modo de seguir a Jesús que tiene sus matices y riquezas particulares. En Santa María de la Estrella descubrimos que el Espíritu ha suscitado un carisma para nuestro tiempo y nuestra vida que nos ayuda a estar más cerca del Señor y más unidos a su Iglesia. Estos días en comunidad son un verdadero “tiempo favorable”, una oportunidad de seguir poniéndole nombres y rostros a lo que Él sueña para nosotros, para profundizar en el carisma del movimiento y así poder llevarlo a la práctica más sólidamente.

JORDÁN | EL BAUTISMO DE JESÚS

“-Este es mi hijo querido, mi predilecto. -“ Mt 3, 17

Jesús es bautizado en el río Jordán por su primo, Juan el Bautista. En ese momento, Dios Padre revela su verdadera identidad. Lo presenta como su Hijo y Salvador del hombre. Con esta revelación, Jesús comienza su ministerio público.

El Jordán es un retiro que busca generar espacios para poder profundizar en nuestra vida de Fe. Para esto es necesario conocernos a nosotros mismos, adentrarnos en lo profundo de nuestra persona para encontrarnos con nuestra verdad más trascendente. A lo largo del retiro, a través de distintos momentos de oración, compartida y desierto, nos valemos de instancias de fuerte introspección que nos guían en este camino.

El Jordán nos invita a que, en el encuentro con nuestra profundidad y con Dios, podamos reconocernos Hijos suyos. Un camino que por momentos se da en soledad y por otros junto a la comunidad con la que compartimos día a día nuestra Fe.

GALILEA | UN CAMINO DE VUELTA AL ENCUENTRO

“Ha resucitado, y va a Galilea para reunirlos de nuevo; allí lo verán.” Mt 28, 7

El Galilea surge a raíz de la necesidad de seguir profundizando nuestra relación con Jesús y creciendo como grupo.
El primer Encuentro quedó allá lejos y las cosas de la rutina diaria empezaron a invadirnos… necesitamos volver a sentir ese fuego que en algún momento le dio sentido a toda nuestra vida, por eso el retiro propone “Un camino de vuelta al Encuentro”.

Galilea es nuestro lugar cotidiano, donde transcurre habitualmente nuestra vida, nuestras relaciones, nuestro laburo, nuestras alegrías y fracasos. En ese lugar conocimos a Jesús, un amor sin medidas, incondicional, pero también allí vivimos nuestras caídas y fragilidades para corresponderle. Después de su muerte, cuando ya no lo tenemos cerca o sentimos tan fuerte, empiezan nuestras dudas: ¿Habrá sido sólo un buen momento de la vida?, ¿Un amigo que “pasó”, como tantos otros?. Y Él resucita (cumple su promesa de no dejarnos nunca) y nos vuelve a elegir y a recordarnos que nos quiere y necesita, que tenemos que “volver a Galilea” a jugarnos la santidad, con la certeza de haber vivido el amor al máximo y la necesidad interior de “Hacer que todos los pueblos sean sus discípulos”. En Galilea Jesús nos vuelve a abrazar como el primer día y nos recuerda que no estamos solos; que nos tenemos mutuamente y Él nos acompaña siempre.

ANTIOQUÍA | UN LUGAR PARA APRENDER A VIVIR EN COMUNIDAD

“En esto todos reconocerán que ustedes son mis discípulos: en el amor que se tengan los unos con los otros”- Jn. 13,35

En Antioquía fue donde por primera vez se llamó cristianos a los discípulos de Jesús. Fue en ese lugar donde recibieron un nombre, una identidad a los ojos de Dios y de los otros.
El Antioquía nace de la necesidad de crecer en comunidad. Tomar a Jesús como primer hombre de comunión y, a partir de Él, profundizar en el sentido y las raíces de nuestra vida comunitaria.

El retiro busca revalorizar qué nos hace ser de una manera y no de otra según el espíritu y el corazón de Jesús. “Cuando sepamos quiénes somos realmente, sabremos qué es lo que debiéramos estar haciendo”.
Fuimos creados para vivir en comunidad y Jesús, verdadero Hombre, nos enseña con su propia vida cómo hacerlo. Este retiro nos invita a amar como Jesús, a creer en el valor de la vida comunitaria.
Convencidos de que la única forma de alcanzar una verdadera unidad es compartiendo nuestras mayores fragilidades y nuestras mayores alegrías, sacando a luz lo más profundo y vulnerable que hay en nosotros, nos animamos a tomar el riesgo de compartir experiencias concretas de nuestras vidas para llegar a una profunda comunión.

SEMANA SANTA | LA PASIÓN DEL SEÑOR

“Yo soy el camino, la verdad y la vida” Jn 14, 6

Estamos convencidos de que el sentido entero de nuestras vidas está en volver al principio, volver a lo más íntimo de nuestra relación personal con Jesús y de nosotros mismos hechos a imagen de Dios. Por eso durante los días de la pascua, la semana más importante en la vida de un cristiano, buscamos profundizar aún más en nuestra vida de fe.

El retiro propone dos cosas: vivir por un lado la pascua y acompañarlo a Jesús en cada momento y por otro adentrarnos en nosotros mismos, nuestras mayores fragilidades y a la vez nuestros mayores desafíos.

Se nos brinda un espacio para descansar y renovarnos. Las palabras de Jesús en el huerto – no se queden dormidos – se transforman en palabras actuales donde podemos disfrutar del acompañamiento a Jesús, de nuestra comunidad y a la vez de una experiencia de iglesia distinta.

Este retiro nos ayuda a entender que no entramos a la pasión con nuestra voluntad o por ser fuertes en el seguimiento, se trata de pedir la gracia de acompañar al Señor humildemente y caminar tras de Él.

La Semana Santa es el momento litúrgico más intenso de todo el año por eso lo importante de este tiempo no es el recordar con tristeza lo que Cristo padeció, sino entender por qué murió y resucitó. Es celebrar y revivir su entrega a la muerte por amor y el poder de su Resurrección, que es vida eterna para nosotros.

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